GLENN GOULD
Al genio
(de una discusión, en mi cabeza, con Paolo Virno)
Estas notas no son tan sólo notas
ni mecánica simple neurotransmisora;
lo que los surcos y pliegues esconden
reflexivamente hizo que afloraran y asimiló el filum.
Sobre el teclado quedaba aún todo por decir,
una noche de insomnio puede suponer toda una vida para otra persona;
el plancton puede admitir mediciones, los armónicos valorizarse:
la falacia del intercambio concluyó en retiro,
todos los halagos asquean al genio.
Solo, retirado en su casa retirada,
vestido siempre con pantalones iguales,
por completo entregado al Arte,
el trabajo por el puro placer del trabajo,
lo puro como medida de la desproporción:
lo constituido se mofa de lo puro,
lo constituyente no construye hogares donde acoger lo desproporcionado.
Así pues primero el genio, después lo mundano, luego otra vez el genio,
[definitivamente
rodeado de bosque despejado y con la última tecnología,
largas conversaciones por teléfono, largas
soledades:
no es cierto que esto esté al alcance de cualquiera:
la hierba quiere abrazar las hojas de los narcisos,
porcelanas claras y moteadas, el té;
la voluntad no puede querer ir hacia atrás,
articulación temporal, desorden atemporal,
la genialidad es potencia no actualizada, lo demás es lo demás,
atardece una bruma de tristeza, variaciones Goldberg,
el genio es el genio, los demás lo demás,
comienza en la casa la jornada de trabajo.
BEÑAT BALTZA